noviembre 17, 2017

La mujer es el "Nigger del mundo"

Muchas leyes y pocos cambios culturales. Este podría ser el slogan que describe lo que ha pasado con las mujeres y sus luchas. Sé que es duro, pero las situaciones de violencias cotidianas que viven las mujeres me obligan a reflexionar casi amargamente. Claro que las leyes se agradecen, ni más faltaba, pero el bache entre las ordenanzas y las prácticas culturales sigue siendo grande. Aunque las normas rubriquen cosas buenas, el mundo de la vida, aparentemente, camina hacia otra dirección.

Un caso distinto parece ser el de la comunidad LGBT, cuyos derechos han sido reconocidos de manera vertiginosa en las últimas décadas. Aquí, las leyes han avanzado a pasos agigantados. Incluso en países de mayoría católica, como muchos en América Latina, las personas LGBT tienen hoy derecho a casarse, a adoptar, al libre desarrollo de la personalidad. Y, culturalmente, también parece haber una mayor aceptación de esta comunidad. Pese a los esfuerzos reaccionarios de los sectores más conservadores de la sociedad, ya no es tan extraño ver personajes LGBT siendo, incluso, exaltados en diarios, series y novelas de televisión, para no mencionar aquellos y aquellas que ocupan cargos públicos de medio y alto nivel y que “mojan prensa”, como se dice coloquialmente, casi a diario.




Al mirar esta situación, me asalta una pregunta: ¿Por qué los avances en cuanto a la cultura parecen ser mucho más grandes cuando se trata de la comunidad LGBT en comparación con el inmenso colectivo denominado “las mujeres”? A partir de esto quiero hacer algunas reflexiones.

Lo que quiero plantear no tiene nada que ver con una odiosa comparación en la que unos resultan siendo los buenos y los otros malos. Tampoco se trata de un prejuicio frente a una comunidad de la que soy parte y por la que he luchado desde el campo de la comunicación educativa. No, lo que quiero es invitar a hacernos preguntas sobre este tema, del que incluso he conversado con amigas feministas con cargos importantes en instituciones que trabajan por los derechos LGBT, y que tienen una percepción similar a la mía.


¿¡¡¡Lesbi!!!?

En estos días leí este titular en un servicio informativo de noticias: “La hija lesbi de Carlos Vives escandaliza en Instagram” (subrayado fuera de texto). La noticia fue publicada por un periódico serio que circula en Internet: Las2Orillas. No sé si sobra decirlo, pero Carlos Vives es, junto a Shakira, Juanes y ahora Maluma, uno de los cantantes colombianos más reconocidos internacionalmente y más queridos por la población del país.

No leí la noticia completa pues los chismes sobre el jet set suelen aburrirme sobre manera, pero pude entender que Lucy (así se llama la jovencita), escandaliza con sus fotos de besos y otros encuentros cercanos con su novia. Pese a las fuerzas conservadoras y fundamentalistas que pretenden reversar los derechos de las personas LGBTI en el país y en el mundo, Lucy tiene más de un millón de seguidores en su cuenta de Instagram. (Debo morderme la lengua, no… atar mis manos, para no comentar nada sobre lo que pienso que tener este número de seguidores en Instagram significa realmente, pero eso sería, con seguridad, otro tema…).

Traigo este ejemplo, con su ridículo “lesbi” en el título de la noticia, simplemente para ilustrar lo que aparentemente es un fenómeno de aceptación masiva de la comunidad LGBTI y algunos de sus derechos, incluidos en varias Constituciones y su jurisprudencias, en este caso, el derecho a mostrar el afecto en público (libre desarrollo de la personalidad).




Bedlam revisitado

¿Significa este caso (y muchos otros) que la cultura masiva –reflejada en artículos de prensa, telenovelas, series que pasan en streaming, redes sociales y demás– que las masas están aceptando que las personas tienen derecho a escoger su identidad de género y su orientación sexual? La pregunta merece una acotación: es imposible soslayar el hecho de que aun en estos días en que lo queer, lo pansexual, lo lésbico, lo transgénero y lo gay están de moda, los crímenes de odio, el matoneo y la discriminación contra la comunidad LGBT siguen alcanzando cifras demasiado altas. Pero aun así, ¿por qué esta (aparente) aceptación?

En una conversación con chicas de bachillerato de un colegio de Bogotá sobre el tema de lo transgénero declararon –creo que muy sinceramente– no tener prejuicio alguno con sus compañeros y compañeras en tránsito y, de hecho, le restaron importancia al tema diciendo que era aceptado por todos, incluidos directivos y profesores. Otra fue la reacción cuando empezamos a hablar del feminismo, de la situación de las mujeres, del amor romántico y sus cadenas. El feminismo les pareció horroroso, ¡nada más y nada menos que la antítesis del machismo (sic)! No se habían dado cuenta o no quisieron admitir que a las mujeres las asesinan impunemente por el solo hecho de serlo. La violencia doméstica contra las mujeres les pareció un atavismo propio de personas de bajo nivel cultural y educativo, y defendieron con vehemencia que no era lo mismo que una mujer le pusiera los cachos a un hombre (expresión que detesto) o que “abandonara” a sus hijos, que los casos contrarios. Se trata de chicas inteligentes y que aspiran a una educación superior, ¡si es que les queda el tiempo suficiente para ser esposas dedicadas e inmejorables madres de familia como planean serlo, y estudiar!

Bedlam


¿Será que con las personas LGBT estamos viviendo un fenómeno parecido a lo que sucedía en Bedlam (un manicomio que aun hoy existe en Londres) en el que en el siglo XV, cuando se podía pagar un penique para ver a los “lunáticos” en sus celdas actuando sus delirios? ¿Será que es más chic, más cool, más televisivo, ver a dos personas del mismo sexo besándose o enterarse de todos los detalles del tránsito de un personaje famoso que ver a una mujer golpeada, maltratada, asesinada o vapuleada porque no está cumpliendo con el rol prescrito? Mis preguntas no tienen nada que ver con bajar el racero para todas las personas sino ¡con subir los estándares para todos los seres humanos! ¿La aceptación y tolerancia frente a lo LGBT es real? ¿Por qué no pasa lo mismo con las mujeres?

Niggers

Hace ya más de cuatro décadas que Yoko Ono y John Lennon publicaron una canción llamada “Woman is the Nigger of the World". Como se recuerda, Yoko Ono fue muy criticada por los medios de comunicación e incluso por los amigos y excompañeros de banda de John pues, según unos y otros, Yoko era algo así como el demonio que había destruido a los Beatles y, de paso, a John. Y como también se recuerda, “nigger” es una palabra extremadamente peyorativa para denominar a las personas afroamericanas en los países angloparlantes. De hecho, durante el esclavismo, y aun después, a la palabra “nigger” solía anteponerse el adjetivo posesivo “my” (mi) para denotar que el “nigger” le pertenecía a un dueño, de la misma manera que hoy en día muchos, millones de hombres, siguen diciendo “mi mujer” para referirse a su esposa, compañera o novia. ¿Por qué traigo a cuento la canción de Yoko y John?:



La mujer es el “nigger” del mundo, piénsalo, haz algo al respecto.

La obligamos a pintarse la cara y bailar.

Y si no lo hace la acusamos de que no nos ama.

Si es auténtica decimos que parece un hombre.

La rebajamos creyendo que la estamos poniendo en alto.

La mujer es el “nigger” del mundo.

Si no me crees mira a la mujer que está contigo.

La mujer es la esclava del esclavo.

Grita que es así.

La hacemos tener y criar a nuestros hijos

y luego la dejamos por ser una mamá gallina gorda.

Le decimos que el hogar es su único lugar

y luego nos quejamos de que es muy ignorante y no merece ser amiga nuestra.

La mujer es el “nigger” del mundo.

Todos los días la insultamos en la televisión.

Y luego nos preguntamos por qué no tiene fuerza ni confianza.

Cuando está joven matamos sus deseos de libertad.

Y mientras le decimos que no sea tan inteligente la ridiculizamos por ser tan bruta.

La mujer es el “nigger” del mundo y si me crees, grita que es así.

Elocuente y vigente, ¿no? El grito no ha sido del todo escuchado por la sociedad. La mujer sigue siendo el “nigger” del mundo en este y en muchos otros sentidos. El cambio total de paradigma no se ha dado y aunque como fenómeno mediático los y las LGBT parecieran ser más aceptados, nueva y dolorosamente me recuerdan a los reclusos del Bedlam de los 1600.

Por Miriam Cotes
Estudié filosofía, luego educación y ¡rematé con literatura inglesa! Me he ganado la vida escribiendo, editando textos de otr@s, haciendo video, documentales, programas de televisión para la tv pública, páginas web, proyectos transmedia, estrategias de comunicación. Lo he disfrutado montones. Por lo demás, amo dibujar, hacer animación, pintar y la música, particularmente el rock... Algunos dirían que soy poeta y yo a veces he estado de acuerdo. También medito casi todos los días y en algunas ocasiones hasta he logrado ver con distancia el barullo interior, mi conversadora interior, y reírme con ella. 
Fuente: Revista Bravas